Chofer dejó a muchos sin padres, sin hijos
Las 10 víctimas del accidente entre un tren y un autobús de la línea Herradura de Plata en el municipio de Atlacomulco, fueron despedidos por sus familiares quienes entre lágrimas exigieron que este caso no quede impune ya que una mala decisión del operador destruyó a varias familias.
En el patio de la familia Hernández Velázquez fue colocado el ataúd café con el cuerpo de la señora María de la Luz Velázquez Hernández, de 51 años; sobre la caja fúnebre se dispuso de una foto donde se le ve sonriente, disfrutando de la vida, dice su hija Anayeli Hernández Velázquez, quien entre lágrimas comenta que apenas se recuperaban de la pérdida de su padre y ahora deberán despedir a su madre.
El día de los hechos, María de la Luz había perdido el autobús de las seis de la mañana, lo que la obligó a tomar la unidad que se vio involucrada en el choque con el tren, la cual la llevaría a su lugar de trabajo en la Ciudad de México, donde se encargaba de realizar las labores domésticas en un departamento; sin embargo, nunca llegó a su destino.
DESPEDIDAS CON CAMPANAS
Edith Cruz Reyes, una joven apasionada del futbol y originaria de la localidad de Concepción del Monte en el municipio de San José del Rincón, también fue despedida por sus familiares entre dolor y la exigencia de justicia.
En San Felipe del Progreso los vecinos acompañaron el cortejo fúnebre de Liliana, de 26 años, otra de las víctimas quien fue despedida entre flores y rezos.
Las campanas en las principales iglesias de Atlacomulco, San Felipe del Progreso, San José del Rincón y Jocotitlán sonaron desde muy temprano para despedir a sus vecinos, víctimas de uno de los accidentes que será recordado por más de una persona.
La mañana del pasado lunes 8 de septiembre, un autobús de pasajeros de la línea Herradura de Plata intentó ganarle el paso al tren y fue embestido, el hecho se registró en la zona industrial de la carretera Maravatío-Atlacomulco, dejando 10 personas fallecidas y 45 heridos.
La madrugada del martes fueron entregados los cuerpos de las víctimas a sus familiares, siete de ellos originarios de San Felipe del Progreso.